Existen cuatro tipos de leucemia y se clasifican de acuerdo a la rapidez con que avanza y se desarrolla la enfermedad y el origen de ésta. En cuanto a la velocidad del desarrollo, existe la leucemia crónica (lenta y asintomática) y la leucemia aguda (de rápido crecimiento).
En ambos casos, la enfermedad empieza en la médula ósea donde puede originarse en las células mieloides o en las células linfoides. La leucemia que inicia en las células linfoides es llamada leucemia linfoide, linfocítica o linfoblástica, mientras que la leucemia que inicia en las células mieloides es llamada leucemia mieloide, mielógena o mieloblástica.
Tipos de Leucemia
Aguda
En las leucemias agudas las células leucémicas son células jóvenes llamadas blastos incapaces de realizar función alguna de las células normales y se reproducen rápidamente. Esto causa que la enfermedad empeore de manera rápida y significativa, presentando síntomas graves y persistentes, en contraste, los cuatro tipos comunes de leucemias que se presentan en niños y adolescentes son: leucemia linfocítica aguda (LLA), leucemia linfocítica crónica (LLC), leucemia mieloide aguda (LMA) y leucemia mieloide crónica (LMC).
Leucemia Linfocítica Aguda
Afecta a las células linfoides (linfoblastos) en la médula ósea y es de crecimiento rápido. De acuerdo al National Cancer Institute (2009) la LLA es el tipo de leucemia más común en niños y adolescentes, donde alrededor de tres de cada cuatro casos de leucemia en niños son LLA. Alcanza su máxima incidencia a los 3 años de edad. Es más común en los primeros años de la infancia, entre los 2 y 4 años de edad
Leucemia Mielógena Aguda
Afecta a las células mieloides de la médula ósea y tiene un crecimiento rápido, ya que se reproducen de manera acelerada y desplazan a las células normales. Afecta tanto a niños como adultos y es, después de la LLA, la más frecuente. “Los casos de AML están más diseminados en los años de la infancia, aunque es ligeramente más común durante los primeros dos años de vida y durante la adolescencia” (American Cancer Society, 2014, p. 6).
Crónica
En las leucemias crónicas, las células leucémicas aún son capaces de realizar algunas de sus funciones normales, por lo que tardan en presentar síntomas como la inflamación de los ganglios linfáticos e infecciones. Una vez manifestados los síntomas, estos empiezan de una forma leve y empeoran cada vez más. Crecen de una manera más lenta que las leucemias agudas, por lo que son más difíciles de curar. Por lo regular, se diagnostica esta enfermedad durante exámenes de rutina, antes de que se presenten los síntomas. Son más frecuentes en adultos que en niños.
Leucemia Linfocítica Crónica
Las células leucémicas producen demasiados linfocitos que no funcionan y atrofian las células normales de la médula ósea y de los ganglios linfáticos. Sólo en raras ocasiones afectan a los ganglios linfáticos y a la sangre periférica. Es de crecimiento lento y no es muy común en niños, sin embargo constituyen un tipo complejo e importante de cáncer.
Leucemia Mielógena Crónica
Es de crecimiento lento al principio y afecta a las células mieloides. Estas células suelen funcionar similar a las normales, pero siguen reproduciéndose en exceso. Más del 90% de los casos de LMA se crean por una translocación en el cromosoma Filadelfia. Es poco común en niños, pero tienden a ocurrir en la adolescencia y pre-adolescencia. Sin tratamiento, la mediana de supervivencia es de 3 años.